El músico de New Jersey y su amplísimo elenco de acompañantes brillan a pesar de los desafíos acústicos del Metropolitano
Te acercamos la crítica más completa del concierto de Bruce Springsteen celebrado el 14 de junio en el Estadio Metropolitano de Madrid.
El show, parte de su gira de 2024, que le ha llevado por estadios de Estados Unidos y de Europa, destacó el oficio incomparable del músico de Nueva Jersey, ese al que no pocos llamamos (yo dejé de hacerlo) The Boss, cosa que, tal como insiste el bueno de Marcos Ruiz –uno de sus mayores fans en España– no es del agrado del músico.
Lo que, claramente sí es de su complacencia el ambiente vibrante entre los fans a los que respondió con no pocas muestras de cariño y acercándose cuando tenía ocasión para saludar, dar la mano y abrazar a quien se pusiera en su camino.
Los fans de Bruce son muy fieles, me repetía el bueno de Roberto Sanz, compañero periodista, autor de algunas de las fotografías de este texto.
Bruce Springsteen echó mano, una vez más, del mejor rock and roll -por otra parte, cosa sencilla dado el valor de su repertorio-, de conexión con el público y con su banda, y de una resiliencia que demuestra que este músico nacido en septiembre de 1949 está entre los elegidos.
Ni siquiera la deficiente acústica del estadio pudo con su soberbio desempeño.
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Como un reloj
La dedicación de Springsteen se intuyó desde el minuto cero.
Bruce salió al escenario para ver lo que se cocía a las 21,00, hora exacta en que debía arrancar el espectáculo.
Cierto es que regresó a cocheras y minutos más tarde salió junto a aquellos que iban a brindar una excelente faena al respetable.
No soy yo muy taurino, pero la cuadrilla prometía una noche sin sombras.
Y así fue.
Sol en la grada, luz en la pista.
Tal vez más humo del necesario, y también más de un aficionado especialmente cocido incluso antes de aterrizar el primero de los temas interpretados.
Como digo, salvando un detalle no pequeño, el sonido, que en este caso no compete a quienes interpretan canciones.
Mientras aquel banderón que se ve desde la pista en el flanco derecho del Metropolitano, que es el representativo del equipo que acoge este estadio, ondeaba con energía, más cerca, sobre uno de los laterales del estadio, que incluía dos grandes pantallas verticales, en sus laterales, para disfrute de los más alejados al tablao central, otra bandera, más pequeñita, mostraba las barras y las estrellas del estandarte estrellado.
Aquello nos llevó a más de uno intuir que tal vez sonara el tema más conocido del cantante de Long Brach.
El show arranca
Abriendo con Something in the Night, estableció un tono de energía cruda y profundidad emocional que se mantuvo durante todo el espectáculo.
Su voz, aún poderosa y emotiva, llenó el estadio con una sensación de intimidad a pesar de su vasto tamaño.
La E Street Band, tan cohesionada como siempre, proporcionó el telón de fondo perfecto para las historias de Springsteen.
Clásicos entre los clásicos.
El repertorio fue una cuidadosa mezcla de clásicos y material más reciente. Los momentos destacados incluyeron el himno The Promised Land, la reflexiva Last Man Standing -de la que ahora hablaremos- y una vibrante interpretación de Born to Run durante el encore.
Cada canción fue entregada con la pasión y fervor que solo Springsteen puede ofrecer, demostrando su estatus como un verdadero titán del rock and roll.
Hubo algún sorprendido que no entendía cómo podía enlazar una canción tras otra.
Resiliencia, fortaleza física y mental, además de una absoluta entrega a los asistentes, más fans o menos -también hay mucho postureo en estos conciertos-.
Sólo al final del espectáculo, un elegante Bruce Springsteen se desprendió del chaleco negro que le caracteriza.
Lo sorprendente, tal como se veía en las pantallazas, es que el artista también llevaba camiseta interior.
¡Así tiene el tipín que tiene!
Una noche de alegría y camaradería
La atmósfera en el Estadio Metropolitano fue eléctrica. Fans de todas las edades, un buen número de ellos adornados con camisetas, cintas al pelo y mensajes variados de Springsteen.
Entre ellos el habitual, de «Bruce, mira a ver si me das tu harmónica», y un chaval de unos 13 años se hizo con ella.
Ole.
Miles de personas cantaron cada palabra que salía de la boca de Springsteen -que no estuvo mal cantando-, creando una experiencia colectiva que volvió a tejer un hilo de comunidad, a pesar de los pesares.
El sonido fue muy mejorable, desde la pista, así que no quiero imaginar lo que oyeron en las gradas laterales -película que me conozco-.
Desde el momento en que Springsteen arrancó con No Surrender, quedó claro que el público estaba listo para ser parte de algo especial.
La interacción del cantante con la multitud agregó gramaje a esa sensación de unidad.
A menudo se acercaba, con su micrófono, al público, que se volvió loco con temas como Hungry heart y Dancing in the dark.
Stevie Van Zandt, guitarrista principal, y los solos de saxo a cargo de Jake Clemons, también protagonizaron momentos destacables -en lo musical- dentro de un show muy musical.
Como debe ser.
Obstáculos acústicos en un colosal recinto
A pesar del éxito abrumador de la actuación, la noche no estuvo exenta de desafíos.
El Metropolitano, aunque impresionante en tamaño y capacidad, lucha cada día de concierto con problemas acústicos que ensucian el sonido.
Este problema resulta más acuciante en ciertos momentos de los espectáculos, durante los arreglos más fuertes y complejos, donde la mezcla con la voz se volvía menos nítida.
Se paga lo que se paga para tener una experiencia óptima.
O así debería serlo.
Camisetas a 50 euros en el exterior.
En ocasiones, ni siquiera la presencia dominante de Springsteen y la destreza musical de la banda compensaron en gran medida las deficiencias sonoras que ofrece el Metropolitano.
Un triunfo de espíritu y habilidad
Sin embargo, el concierto de Bruce Springsteen y la E Street Band en el estadio del Atlético de Madrid fue un testimonio del poder perdurable de la música en vivo.
Fue una actuación cargada de energía y emoción, en la que demostró que su reputación como uno de los mejores actos en vivo del rock está bien merecida.
La noche cerró con una nota conmovedora con I’ll see you in my dreams, un final adecuado para un concierto que fue tanto una celebración como una reflexión.
A medida que la multitud se dispersaba lentamente en la noche madrileña, había una sensación palpable de haber presenciado algo verdaderamente especial: un recordatorio del poder unificador de la música y el legado perdurable de Springsteen.
La reflexión de una leyenda del rock
Bruce Springsteen lleva medio siglo al pie del cañón, encara el tramo final.
Y tal vez por eso, quiso detenerse, justo en el medio del espectáculo, en uno de sus temas más queridos de su producción de los últimos años, Last man standing.
Con subtítulos en castellano, el de Nueva Jersey habló de George Theiss, un amigo del colegio, con el que formó su primera banda, en tiempos en los que The Beatles -hubo hueco para el Twist and Shout de los Isley Brothers– reventaban el contexto musical internacional y protagonizaban con otros la invasión británica de los Estados Unidos.
Medio siglo después -narraba Bruce- en el lecho de muerte de quien fuera su compañero de aventuras musicales durante tres años, a finales de los 60, con The Castiles, el protagonista de la noche madrileña, se percataba de que era el único superviviente de aquel periplo. El dolor es el pago por haber amado bien, afirmaba.
Patti Smith que estás en los ruedos
Ya digo que no soy muy de trajes de luces, pero me permito la licencia literaria de haber puesto este intertítulo, porque el Because the night fue el primer tema coreado por todo el recinto.
El mayor éxito de la delicada cantante de Chicago Patti Smith, coescrita por Springsteen, levantó a todo el público de los asientos y desperezó a no pocos de los presentes en la pista.
También es cierto que allá por los 90 aquí en España arrasó la versión discotequera que lanzaron Co.Ro&Thalessa.
También hizo regresar a más de uno de aquel baño que se compuso en uno de los laterales -al menos en pista trasera-, que llegó a parecer una piscina.
Háganse a la idea…
Otras versiones fueron la citada Twist and shout, pero también Nightshift de The Commodores.
Un tercio final para todos los públicos
Lo sé de buena tinta. Hay auténticos legionarios de Bruce Springsteen. En Madrid había gente llegada de diferentes partes de Europa y -no me cabe duda- de los Estados Unidos.
De diferentes puntos del mundo. Pero también había gente que conoce esos no pocos grandes éxitos que atesora el principal cantante de Nueva Jersey -junto a Bon Jovi– con su fiel banda.
Por eso, cuando sonaron Born in the USA, Born to run y Dancing in the dark sin solución de continuidad, aquello pareció convertirse en un éxito colectivo. Un momento para el recuerdo.
La organización, bien -mucho mejor por ejemplo que la de AC/DC en La Cartuja-, aunque la movilidad es mejorable en estas citas.
Sin ir más lejos, el metro que lleva al Metropolitano -en su línea 7- debería contemplar refuerzos mayores en citas de este calado.
La salida en coche, al menos en nuestro caso, mucho mejor que en ocasiones previas, como el último día que pisaron el estadio los Rolling Stones.
Nota
8,7/10
Todas las canciones que anoche en Madrid el 14 de junio
1. Something in the Night
2. Lonesome Day
3. The Ties That Bind
4. No Surrender
5. Candy’s Room
6. Adam Raised a Cain
7. Ghosts
8. Prove It All Night
9. The Power of Prayer
10. The Promised Land
11. Spirit in the Night
12. Hungry Heart
13. Nightshift
14. Racing in the Street
15. Last Man Standing
16. Backstreets
17. Because the Night
18. Downbound Train
19. She’s the One
20. Wrecking Ball
21. The Rising
22. Badlands
23. Thunder Road
Bises:
24. Born in the U.S.A.
25. Born to Run
26. Glory Days
27. Dancing in the Dark
28. Tenth Avenue Freeze-Out
29. Twist and Shout
Bises 2:
30. I’ll See You in My Dreams
La banda que actuó en Madrid
La gira de Bruce Springsteen de 2024 presenta una impresionante alineación de músicos y vocalistas que viajarán con él. La E Street Band incluye a los siguientes miembros:
– Steven (Stevie) Van Zandt – Guitarra, voz, mandolina
– Roy Bittan – Piano, teclados, acordeón
– Nils Lofgren – Guitarra, acordeón, mandolina
– Patti Scialfa – Voz, Guitarra
– Garry Tallent – Bajo
– Max Weinberg – Batería, Percusión
Además, la gira también incluye varios músicos de apoyo:
– Jake Clemons – Saxofón
– Charlie Giordano – Órgano, teclados, acordeón
– Soozie Tyrell – Violín, voz, guitarra acústica
La sección de E Street Horns and Percussion comprende a:
– Anthony Almonte – Percusión, Voz
– Barry Danielian – Trompeta
– Eddie Manion – Saxofón
– Ozzie Meléndez – Trombón
– Curt Ramm – Trompeta
Finalmente, el E Street Choir incluye:
– Ada Dyer – Voz
– Curtis King – Voz
– Lisa Lowell – Voz
– Michelle Moore – Voz
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