mayo 3, 2024

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Crítica a Algo sirva como luz, el libro del grupo Supersubmarina

Fernando Navarro resume en su libro los últimos años de nueva vida de los cuatro componentes de una banda llamada a hacer historia en el pop-rock español

FICHA
Título: Algo que sirva como luz. Supersubmarina. La historia de cuatro amigos que vivieron el éxito y la tragedia
Autor: Fernando Navarro
Editorial: Aguilar / Penguin Random House Grupo Editorial
Colección: Primera persona
Número de páginas: 384 páginas
Características: 14,3×21,4 cm rústica
Lanzamiento: 4 de abril de 2024
Precio recomendado: 19,90 euros (aprox.)
ISBN: 978-84-0352-405-7

Algo que sirva como luz es el título de una canción de Supersubmarina. También el que ha elegido Fernando Navarro para escudriñar a la banda y sus últimos años de vida. Vida.

Contenidos de esta entrada

El rincón perdido

Muchos ensayos comienzan justificando el por qué se elabora un estudio, un informe, una investigación. Tratados que pasan con más pena que gloria de las estanterías de una librería a sus homólogas, en el rincón perdido de unas casas en las que se lee poco.

La historia de los Supersubmarina -sobresaliente cuarteto musical baezana conformado en 2007- es mucho más que la narración cronológica en torno a una banda que surgió de una ciudad patrimonio de la humanidad situada en Jaén por el empeño de un grupo de amigos.

Un cuarteto que logró brindarnos maravillas como LN Granada -mi preferida desde que la conocí, allá por 2010 (recuerdo ponerla en bucle en aquel verano de múltiples duchas)- o Viento de cara, entre decenas de canciones.

Viento de cara de Supersubmarina

Pero Algo que sirva de luz no suena únicamente como una canción. Redunda como muchas. Se trata del relato de un frenazo en seco, las huellas dejadas en la carretera y el arreglo de los desperfectos generados.

Un parón que supuso para las vidas de cuatro músicos y una carrera que no paraba de crecer el brutal siniestro que sufrieron, llegando a casa tras actuar en Cullera, el 14 de agosto de 2016 Jose, Jaime, Juanca y Pope.

Objetivo: no perderse las fiestas del pueblo.

Ellos fueron, son y serán siempre los cuatro protagonistas de un libro vital que rebosa de emociones y reflexiones -como la de que tenían que haber reducido o incluso finiquitado aquella última gira-.

Pero el pasado no se puede cambiar.

Un texto que tiene la virtud de dejarnos sonoros pasajes que evocan canciones, que nos acercan tanto valores que han estado muy presentes en la carrera de unos músicos ejemplares y díscolos por su templanza frente a los estereotipos de la industria musical. Los valores de unos tipos que, por encima de todo, eran como hermanos.

Pero levantarse de un golpe así, no debe resultar fácil.

Algo que sirva como luz es todo un señor libro que, además, nos regala referencias culturales que sirven de gancho en no pocos tramos de su paginación de la que, al menos yo, no he podido desconectar.

Como muestra un botón: las referencias a El Señor de los Anillos en el proceso de recuperación de Jaime.

Imagen de Freepik generada con IA donde supuestamente tenemos a un Galdalf en plena acción

Los Beatles españoles del XXI

No cabe duda. El frenazo en seco, como relata Navarro -que llega a comparar a Supersubmarina con The Beatles– tiene múltiples derivadas.

Para los cuatro principales implicados, pero también para sus familiares, sus parejas, sus representantes; un amplio entorno, en general.

No omite Navarro la aportación de Ernesto Muñoz, que incluso llevó su campamento a Baeza, apostando a grandes y empeñando su vida por el potencial que vio claro de los músicos.

Esto también queda clara en el texto.

Un texto que no tiene cortapisas y está repleto de confesiones de los músicos, sus padres, hermanos, novias… doctores que supieron estar en su lugar.

Un volumen especialmente valiente, compuesto de letras unidas a susurros a calzón quitado de los artistas principales, pero también de no pocos secundarios.

Hasta de los contactos de tercer nivel en LinkedIn.

De miedos, sutilezas y valentía

El libro también tiene hueco para abordar esos miedos ancestrales que tiene todo padre de músico -ahí estaremos en no mucho tiempo-, para recitar la subida a los altares del pop-rock español -también del indie patrio, sí-. Para indagar en los recelos y miserias de todo enfermo que no acaba de ver esa luz al final del túnel que, tarde o temprano, acaba llegando.

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Sutil es la palabra que mejor define la manera en que narra Fernando Navarro aquellas horas críticas en las que alguno no daba un duro por la supervivencia que finalmente lograron los cuatro amigos. 

¡No sabemos la Sanidad pública que tenemos!

Valeroso, el modo en que narra las comunicaciones de la agencia de representación de la banda, frente a una prensa ávida de noticias en verano -sosegadas peticiones por una parte de la profesión, lamentable y bochornosa, as usually, por otra (basta recordar los shows montados en torno al hijo de Sancho Gracia el año pasado, y lo que nos queda).

No todo vale.

Al menos desde mi óptica, ese trozo en el que Ernesto reconoce no saber cómo afrontar una crisis como la que le llovió en un momento es oro puro. Gracias por contarlo.

Como sobresaliente, también, es cada espacio dirigido a narrar los sudores fríos que recorrieron en no pocos momentos de estos años a esos padres que ya habían degustado las mieles del éxito filial.

Eso no tiene precio.

Ansias y agua estancada

Las calles de Baeza, ese local poligonero de ensayo, su chester, los patadones hacia adelante… El empeño de Sony por contratarlos…

El libro es una joya para quienes siguen a la banda.

Y no son pocos sus seguidores, casi ocho años después de que la arena del reloj se quedara abajo. Muchos esperan su vuelta.

Muchos lloraron aquel día.

No sólo sus familiares.

Hubo también algún enfermo (por desgracia con peor pronóstico aún que nuestros muchachos) que, amparado en esas telas de araña opacas que a veces son las redes sociales, que sacan lo peor de muchos frustrados, escupió vómito en sus perfiles.

Otros no dimensionaron el hecho, la realidad a la que se tenían que enfrentar los cuatro músicos.

Más de 8.000 millones de mundos en un solo mundo.

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El Chino sobrevivió

Como habrás visto, aún no he hablado de Jose, el Chino, la voz. En muchos sentidos. Su pelazo tuvo que pasar por rasurado de máquina, porque fue él el que mayor impacto tuvo.

Él se llevó la peor parte.

En todos los sentidos.

El chaval que soñaba con tener un grupo como Héroes del Silencio, quien pilotó con sagacidad una nave que todos comparaban con Vetusta Morla, sufrió el mayor daño.

Artículo en El País Semanal, con la banda abriendo dicho suplemento

Casi no lo cuenta.

Pero lo ha contado.

Todos los actores del texto han sido conscientes del milagro que supone que esté vivo.

Y Navarro lo canta con cosidas milimetricas. 

Ahí hay un gran aliño.

No repararon en la verdadera situación algunos fans, empeñados en tener otro festival al que ir.

O centrados en buscar nuevos temas de Supersubmarina en su lineal de Spotify.

Por cierto, hace unos días se ha publicado La Maqueta que, por supuesto, merece escuchas de aquellas maquetas..

En esta fase del relato a mí se me venía a la mente esa oda marginal de los Ojos de Brujo, donde Marina, La Canillas, canta aquello de Una vela, otra vela, y tó pa ver que no hay ná en la nevera.

Siempre vivirá

Otra reflexión que deja en el libro Navarro, y que la verdad, acongoja un poco, pone foco en la relación de la literalidad de algunos temas publicados por el grupo con anterioridad al accidente y la estrecha relación de estos con algunos pasajes que tuvieron que vivir entonces y a posteriori.

Sea como fuere, si quieres conocer la moraleja del libro, te aconsejo que vayas a tu librería más cercana y te dés un paseo por una historia que merecía ser contada, y que el propio Chino resume con una frase, casi al final del libro: ¡Supersubmarina siempre vivirá!

Se agradecen libros así.

Libros leídos

Como más de uno sabéis, los libros que reseño en el blog han tenido que ser leídos previamente. Es una autotarea impuesta y que, en la mayor parte de sitios que uno puede trastear en internet, no se da.

De manera que cuando mi amigo Víctor Blanco me dijo que se había comprado el libro, eché un vistazo en el eBiblio de Castilla y León y allí estaba, impertérrito el texto.

Y he de decir que lo he leído de una tacada.

A él le debo esta lectura.

Sobre el autor

Fernando Navarro, el autor
Fernando Navarro. Imagen de la red social X

Fernando Navarro (Madrid, 1981) se ha ganado por derecho propio ser uno de los periodistas musicales más visibles de los últimos años.

Primero, por su conocimiento del medio; segundo, por las fuentes con que trabaja.

Un tipo al que al menos yo considero con criterio.

De hecho, este libro es una buena muestra de ello.

Él ha sido el ungido para trasladar, negro sobre blanco, un texto necesario.

Navarro está en la órbita de Prisa, es responsable de la sección de Música en El País desde hace casi una década y escribe -al igual que otro artista de la pluma- como Diego Manrique en el periódico señero del grupo.

También firma artículos en Ruta 66, lógicamente en Babelia, y durante años colaboró con Efe Eme y Rolling Stone.

Igualmente brinda sus opiniones en programas señeros de la Cadena Ser y ya atesora algunos libros, siempre de temática musical. 

Como debe de ser.

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Lo mejor

Algo que sirva de luz es un ejercicio de introspección en torno a una banda que fue mucho, pudo ser aún más, pero ha dejado un poso que pocas formaciones en nuestro país han logrado.

En este blog hemos hablado mucho de que la industria en España no tiene el arrastre o empuje que por ejemplo logra en Latinoamérica como trampolín de bandas o solistas.

En este caso, con Submarina se trabajó bien.

Pero el grueso tronco de un árbol les cortó el paso…

Fernando Navarro maneja como pocos un tempo musical hecho de prosa que nos coloca la lágrima a punto de brotar en no pocos momentos para, a renglón seguido ponernos una canción en nuestro tocadiscos mental.

Ese tempo se teje con palabras de carne y se convierte en una lectura amena y recomendable, seas o no fan de Supersubmarina.

El libro cuenta con un trabajo de documentación colosal, fascinante. Que merece varios aplausos (ahí van).

No pocas idas y venidas a Baeza, cierres de agenda, de bares… visitas inesperadas. Charlas y más charlas.

Y eso transpira en un relato cuasi novelado que tal vez se podía haber acotado algo más, pero que brinda guiños constantes a un grupo, una generación y supura amor por la música

La de amistades que ha forjado el balón. Imagen de Freepik

Y deja clarinete la abismal relevancia de la amistad, que parte de aquellos años en que unos muchachos corrían tras un balón, y daba igual si se metían 15 o 20 goles, y en qué portería.

Lo peor

Navarro maneja como pocos, en su día a día, el relato musical, sabe ceñirse a cada actuación, cada banda de moda en la escena global o particular. Es uno de los grandes en esto del relato musical. Y lo sabe.

Lo vemos cuando, casi al final, se saca de la chistera a Band of Horses.

Sin embargo, el libro que tenemos entre manos, a veces peca de excesivamente ambicioso, de cierta exaltación impostada. Da algunos bandazos, para recrearse en detalles melifluos o volver en torno a cuestiones ya explicadas ampliamente… Ese es su único pero.

Como esas grandes películas que tal vez se pueden ajustar un poco en minutaje, aquí yo habría rebajado paginación.

Pero dejadme que piense cómo, porque no tengo la respuesta.

Sea como fuere, no es nada fácil completar un libro del grosor del compuesto.

Nota

8,2/10

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