marzo 21, 2025

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[Crónica] La Paloma en Madrid (La Riviera, 21 de diciembre de 2024)

En plena vorágine de melómanos y medios de comunicación decidiendo los mejores discos del año, también se debería hacer mención especial a aquellos shows en directo que nos han marcado. Por supuesto, había que esperar al 21 de diciembre para incluir el concierto de La Paloma en el checkbox

Ante una Riviera que horas antes colgaba el cartel de “entradas agotadas” para el fin de gira de la banda madrileña, el trío de noise rock salía ante un escenario teñido de rojo que avecinaba la llegada de una de las formaciones más importantes para la música española este año. Y es que durante un tiempo La Paloma fue uno de los secretos musicales mejor guardados de Madrid. Sin embargo, los cortes que encontramos en «Una idea, pero es triste», su primer EP, y su posterior puesta de largo con el disco «Todavía no» llevaron a Nico, Juan y Lucas a convertirse en lo opuesto: Un proyecto del que todo el mundo quiere formar parte.

Y es que en cierta forma ya lo hace. Su público, devota de piezas como «El Adversario», “Siempre así” o “No es una broma” -triada con la que abrieron la noche-, logra encontrar en cada letra del trío un lugar donde quedarse, gritar a pleno pulmón o llorar. Porque el saber “de qué va todo esto”, sentir ese “estado emocional frágil” o llevarte “el mejor recuerdo” es un poco lo que La Paloma pretende con su música. Desde el torbellino inquieto que es Nico Yubero hasta la calidez de Juan Rojo, pasando por la calma atropellada de Lucas Sierra, la agrupación -completada en directo hace un tiempo por una seria y centrada Ade Martín al bajo- interpretó la mayoría de su repertorio, entregando al respetable dos canciones inéditas (“Sé lo que quiero” e “Intacto”)

Abriéndose paso entre distorsiones, reverb y pogos durante el primer acorde y hasta el último, firmaron éxito tras éxito. “Tiré una piedra al aire”, “Cosas sencillas” y “Cosquilleo” se sucedieron a una velocidad vertiginosa, y sólo “Vuelta a casa” ofrecería minutos de descanso para llevarnos al clímax de la jornada, que llegaría con la cercana “La edad que tengo” y la honesta “Algo ha cambiado”, sólo para que “Bravo Murillo”, “Quéjas célebres” y “Palos” finalizaran un memorable bis.

Cuando las luces se encienden es cuando todo pasa, y el gélido azote del invierno a la salida te hace caer en la cuenta de que La Paloma ha espabilado para enseñar a la sociedad lo que no se les enseñó en su día a base de canciones hechas desde la experiencia, demostrando que ni ellos ni su música entienden de barreras generacionales.

Fotos: Sergio Morales
Texto: Lucía Monsalve



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